Los eBooks también pueden (deberían) ser artesanales (bonitos)

A fecha de hoy, la edición de libros digitales es un oficio nuevo, apasionante y… quizá demasiado árido y lleno de dificultades. Aquellos de vosotros/as que llevéis ya un cierto tiempo maquetando e-Books seguro que lo debéis saber ya.


Si uno viaja frecuentemente por tren, metro o incluso avión, es ya habitual ver personas que se llevan su eReader (lector electrónicos de eBooks) para leer las obras que han adquirido. Cada vez más gente se percata de sus ventajas y las divulga. Sin embargo, al echar una ojeada al formato de los libros que el público consume, en general constata con decepción que es bastante pobre. A saber: documentos sin apenas márgenes, sin apenas espacios entre párrafos, con guiones cortos, comillas simples, sin apenas estilos… en la mayoría de ocasiones se diferencian muy poco de simples archivos de texto «.txt».





Esto es debido a que ahora, en los inicios de la edición de libros electrónicos, muchas editoriales han optado por soluciones «rápidas y económicas» de transformación de sus fondos en un formato que está siendo de facto el más popular —que no el más conocido— el EPUB. La fragilidad de este formato hace que la calidad gráfica de los libros editados en él se resienta y hace que el fondo editorial comercial disponible en este momento se componga de eBooks bien estructurados y funcionales pero… más bien feos.


Un libro electrónico no tiene porqué ser feo. Si detrás de la edición de un eBook se hallan el trabajo laborioso de un maquetador, la experiencia de lectura puede ser igual o incluso más agradable a la vista que con un libro en papel, y este aspecto (en mi opinión) se está descuidando por parte de las editoriales en pos de la productividad de bajo coste. Se deja la maquetación (a menudo casi inexistente) la edición y publicación de eBooks a profesionales de otras especialidades, como la informática, que, con todos los respetos, descuidan o minimizan algo tan esencial como el grafismo de los libros. No es lo mismo leer una gran novela bien maquetada, con detalles cuidados con esmero, que un burdo archivo TXT


Personalmente últimamente estoy bastante sensibilizado con este tema, motivo por el cual estoy investigando aún más profundamente en las entrañas de los eBooks para poder identificar los motivos de esta deriva estética. Creo que se debe en parte a la hegemonía asombrosamente incontestable del formato EPUB por encima de otros (como el PDF, que parece estar durmiendo el sueño de los justos tan ricamente). A pesar de las numerosas virtudes y agilidades de este formato, personalmente pienso que está todavía muy inmaduro, y que provoca en los maquetadores un sinfín de dolores de cabeza debido a que está muy infectado de Complejidad Artificial. Los eBooks en formato EPUB carecen todavía de software de edición visual que sea 100% competente (Adobe InDesign está haciendo pasos heroicos en ese sentido) y están plagados de pequeñas puñetas y diferencias de interpretación entre dispositivos que hacen que la edición artesanal de libros electrónicos en este formato sea a menudo frustrante. Claro está, ¡si se quieren tener en cuenta los pequeños detalles gráficos!


Los profesionales de la informática están habituados a trabajar en las entrañas de los archivos, se sienten cómodos manipulando complicados ficheros XML, etc. Pero un editor, un maquetador no debería tener que sufrir la tiranía de una Complejidad Artificial creada por personas que hasta ahora han vivido totalmente ajenas al sector del diseño de libros en particular y del diseño gráfico en general.


Una vez ejercida esta reflexión y «derecho a la pataleta» (tema sobre el cual volveré en breve y quizá con más enjundia), aquí os ofrezco gratuitamente una serie de clásicos que he maquetado en EPUB, intentando transformar los archivos de texto fuente originales de estas obras en algo más o menos confortable a la vista, por si este verano os apetece leer grandes obras de la literatura en español en vuestro eReader, o vuestro iPad, y tener la sensación aunque sea leve que estáis leyendo un Libro y no interpretando un archivo de texto.


Se trata de tres obras: Fígaro, de Mariano José de Larra; El Buscón Don Pablos de Quevedo y El Arte de la Prudencia de Baltasar Gracián. He aquí algunas capturas de pantalla de cómo las podréis ver en vuestro iBooks del iPad, o en un eReader genérico:





Aquí en formato ISSUU por si queréis leer una de ellas online desde esta misma página del blog:








Y aquí el link donde podéis descargar las tres obras en formato EPUB.


5 comentarios en «Los eBooks también pueden (deberían) ser artesanales (bonitos)»

  1. Por casualidad encontré esta entrada en un twwiter y medio por revisarla, es un excelente articulo y tienes toda la razón en cuanto a que no hay un software para hacer el maquetado de libros, lo suficiente maduro.

  2. Por cuestiones de tiempo y economía el ser humano generalmente opta por lo accesible dejando lo bello y bueno en un segundo plano. Gracias por los clásicos, saludos.

  3. Estoy muy de acuerdo, se repite la historia, esto ya pasó en los principios de la creación de páginas web, también si miramos más atrás ocurrió el mismo fenómeno a la llegada de los primeros ordenadores que sustituian la composición en plomo. Supongo que es natural… pero frustrante para quien tiene oficio y ha pasado parte de su vida laboral intentando embellecer los productos gráficos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *