Cuando visitamos al médico, éste nos hace una serie de preguntas para conocer qué nos sucede. Dado el caso, nos manda hacer unas pruebas para saber más sobre nuestro cuadro clínico.

Del mismo modo, al afrontar un proyecto de edición digital, sobre todo si es innovador, hemos de enfrentarnos a una situación similar de indagación, para conocer a fondo qué vamos a necesitar, qué tecnología se puede usar y sobre todo, qué limitaciones nos vamos a poder encontrar por el camino para anticiparnos y evitar que el desarrollo de nuestro proyecto termine en un «development hell».



Es por eso que cuando un cliente viene con un nuevo proyecto o idea bajo el brazo para desarrollar, acostumbro a enfundarme la bata blanca de galeno y empiezo el necesario y siempre algo incómodo interrogatorio. En la mayoría de los casos la idea que tiene el cliente sobre su producto se ve limitada por detalles ajenos a su entusiasmo, y que vienen dados por la disparidad de posibles formatos, productos, dispositivos y circunstancias en las cuales se ha de desarrollar el libro electrónico o equivalente.

El esquema básico de mi cuestionario suele incluir preguntas como:

  • ¿En qué dispositivos ha de poder rodar su libro? ¿Móviles, también ordenadores… (Mac, Windows…) ¿Lo limitamos a iPad, Android…?
  • Importante: ¿su producto va a estar a la venta o será de distribución gratuita?
  • ¿La publicación depende en parte de contenidos online? 
Pueden parecer muy obvias estas preguntas pero creedme si os digo que son verdaderas trampas puestas a propósito.


Por ejemplo, a menudo se ignora que soluciones tan maravillosas de publicación digital como iBooks Author son capaces de crear e-books para Mac, iPad… pero no para iPhone! Con lo cual si se desea cubrir ese segmento, hay que pensar en crear un producto paralelo, con todo lo que ello conlleva.

De igual modo, un precioso libro EPUB3 que tiene multitud de funcionalidades multimedia en un iPad, puede verse capado en Android, o no ser posible su distribución en los markets habituales.

Hay apps o web apps que pueden sencillamente quedar totalmente inutilizadas cuando el usuario no dispone de conexión online.

Hay que tenerlo todo absolutamente todo en cuenta antes de ponerse a producir, que siempre debe considerarse como una fase final del proyecto en lo que todo debe fluir de manera rápida y con los mínimos inconvenientes posibles. Es preferible pasar por el mal trago del «poli malo» al inicio de un proyecto que no al final cuando todo son prisas y agobios.

¡Felices desarrollos!


El diagnóstico de un proyecto de edición digital

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