El futuro de la Prensa Digital (I)

Ya no es novedad ni noticia que las ventas de los diarios y revistas en papel han caído en picado en los últimos años, y que continúan haciéndolo. Hace poco pudimos contemplar la dramática última portada del diario The Independent.

Aspecto de la última portada del diario británico The Independent

Además de las decenas de referencias que podemos encontrar sobre el desplome en las ventas, podemos apreciarlo en nuestra experiencia cotidiana: ese vagón del tren donde antes reinaban los pliegos de los periódicos abiertos, ahora es un hervidero de viajeros pasmados frente a las pantallas de sus smartphones.

Los kioscos cierran sin traspasar el testigo a otro aventurado emprendedor, y los que sobreviven, van languideciendo. La prensa tradicional, basada en el papel, no es que esté en crisis, está en agonía irreversible. 

El quiosco de mi barrio lleva ya años en «Se Traspasa», sin éxito.
(foto: MilAnuncios.com)


Sin embargo, esto no quiere decir que la prensa en si esté herida de muerte, ni siquiera el periodismo (aunque este sería otro tema controvertido). Sigue existiendo la demanda de información, siguen habiendo lectores ávidos de conocer noticias, leer reportajes y consumir historias, datos y relatos. Está claro que el presente y el futuro de la prensa, como el del resto de productos basados en la información, es digital. Ahora bien ¿cuál es el futuro de la Prensa Digital? 


Hagamos un breve repaso de lo ocurrido hasta ahora.

Al principio, cuando todavía los diarios en papel eran el producto estrella, y las ventas y la publicidad gozaban de buena salud, lo digital era un subproducto derivado del papel. A partir de la edición impresa, se extraían titulares o noticias completas que alimentaban la página web asociada al diario, y poca cosa más. 

Entonces, la principal vía de lectura eran los ordenadores personales de sobremesa, y seguía siendo más sable consultar la prensa en formato papel. Sin embargo, al ofrecer la web la posibilidad de consultar los contenidos en abierto, no de un diario si no de todos aquellos que a uno se le antojara, empezó a ser más atractiva —y económica— la opción de consultar la prensa a través de los sitios web de los diarios. 

¿Tiene sentido una publicidad exterior de tu diario, maquetado para papel
 a varias columnas, enmarcado en un tablet?
(fotografía tomada en el exterior de la sede del diario El Día de Valladolid)

Éstos a su vez, optaron por ocultar la mayor parte de sus contenidos tras barreras de pago por suscripción, que no acabaron de funcionar, debido al temor a ser el primero y que los competidores aprovecharan para seguir ofreciendo contenidos en abierto y ganando lectores y popularidad, aunque fuera online, y ganar así rating e ingresos por publicidad digital. Así que tras una primera oleada de “candados”, la gran mayoría de cabeceras volvieron a ofrecer sus artículos en abierto, entregándose entonces a la publicidad en forma de banners de lo más variopinto para obtener ingresos.

Desaparece entonces el concepto de Edición (de la mañana, de la tarde) y aparece la Edición continua. Al no tener que depender de la rotativa, la prensa digital está constantemente actualizada, y las páginas web de los diarios se convierten en una suerte de teletipos en tiempo real que emite titulares dinámicos y donde los lectores acuden varias veces al día. La necesidad de consultar un diario en papel para estar informado se volatiliza paulatinamente. 

En estas circunstancias, entra en escena la crisis económica que socava los ingresos por publicidad de los diarios, y la aparición de un actor esperado: el tablet, en forma del iPad de Apple al principio. La lectura se hacía digital y móvil. 

Era la gran esperanza de la prensa digital, que veía cómo podía darle continuidad al formato tradicional, metiendo los contenidos en la pantalla de los tablets. De este modo, los lectores (y la publicidad, y las suscripciones, y los ingresos) migrarían del viscoso entorno de la web a unos relucientes periódicos digitales interactivos que harían volver al negocio a una nueva era de oro. 

Aparece entonces una plétora de apps “quiosco” que ofrecen los mismos contenidos que la prensa impresa (o a veces más contenido y mejorado) a cambio de un modelo de negocio que imita el tradicional: pago de suscripción mensual, anual o compra de ejemplares individuales. 

Aspecto tradicional de la aplicación «Newsstand» (Quiosco) de iOS de Apple.
(imagen: Adobe.com)

A pesar de que la aceptación de este producto no fue mala, y no son pocas las cabeceras que están presentes en las diferentes stores (AppStore, Play Store), las cifras de ventas y suscripciones distan mucho de ser las óptimas para dar rentabilidad a un producto digital que además ha de ser innovador e incorporar nuevos contenidos que son costosos de producir. El grueso de lectores sigue optando por consultar los contenidos en abierto de las páginas web de los diferentes periódicos, y declina realizar el esfuerzo de apuntarse a pagar por acceder al contenido en su tablet.

¿Qué hacer entonces? ¿Dónde está el fallo?


En mi opinión, la clave está en darse cuenta de cuáles son las costumbres asentadas de consumo por parte de los lectores. En concreto, reconocer cuáles son las vías por las que las noticias, y la información en general, llega hasta los usuarios. 

El lector digital ya no siente la necesidad de ser fiel a uno o más periódicos, si no que compara la misma noticia desde varias fuentes, ya que es extremadamente sencillo hacerlo. Por lo tanto, depositar una confianza más o menos ciega en invertir ni que sea 1€ en fijar la atención en lo que tiene que decirme un diario, y sin saber a priori qué me voy a encontrar dentro, deja de ser una opción. 

Por otro lado, la avalancha del Social Media ha cambiado por completo el escenario. Ahora, con casi todo el mundo pendiente de la pantalla de su smartphone o tablet a casi todas horas, en casa o en mitad de la calle, la información viene canalizada a través de los timelines de las diferentes redes: Twitter, Facebook, Instagram, Pinterest, etc. 

Es desde esos escaparates que se accede y se interactúa con las noticias, novedades, curiosidades, etc. Ya no existen unas pocas fuentes de información que la ofrecían de forma unidireccional hacia el consumidor. Ahora todo el mundo es lector y generador de noticias al mismo tiempo, y solamente aquellos pocos medios que lo presenten todo aglutinado de manera simple tendrán el beneficio de disponer del tiempo e interés del lector. Por lo tanto, es difícil que un solo diario o revista consiga ganar cuota de pantalla en el territorio del dispositivo personal de cada usuario.

Aspecto de la aplicación Apple News para el iPad
(fuente: TechoBuffalo)

En esta línea, en 2015 Apple al sacar el sistema operativo iOS 9 para sus dispositivos móviles, hizo una maniobra que puede ser un punto de inflexión: suprimió la app Quiosco (‘Newsstand’) que ofrecía un coto cerrado para aquellas apps de publicaciones periódicas y lo ha sustituido por una nueva app llamada Apple News (a día de hoy, solo disponible para los mercados anglosajones) que cambia radicalmente el modelo.

Apple News es una aplicación agregadora de noticias, como Google News, pero con un aspecto atractivo (tipo Flipboard) que suma la experiencia de la AppStore para intentar reimpulsar la prensa digital. 

El funcionamiento de Apple News es simple: es, literalmente, un mercado de noticias. Los diversos proveedores de información (diarios, revisas, agencias de noticias, etc.) elaboran sus notas de prensa en formato en bruto, sin añadir ningún tipo de diseño o maquetación más allá del etiquetado semántico de los contenidos y los metadatos.

Estas noticias en bruto se envían a Apple News, que las mostrará a los lectores de su aplicación en función de su perfil (intereses, localización geográfica, etc.) junto con publicidad contextual gestionada también por Apple, dentro de su programa iAd, pero donde el proveedor de noticias —de momento— recibirá el 100% de los ingresos del anunciante.

Es decir, se deja en manos de un solo actor (Apple) la distribución de los contenidos a través de una única aplicación, en lugar de que el usuario entre en un quiosco y elija qué aplicación descargar o a qué revista suscribirse. No es que las apps de este tipo dejen de existir, pero sí es un paso bastante firme hacia una adaptación de la prensa digital a las costumbres del lector. 

La mayoría de usuarios no emplean varias aplicaciones para informarse. Lo más habitual es usar alguna app que agregue noticias de múltiples fuentes (suscripciones a newsletters, feeds, o sobre todo Twitter) para obtener la información de primera mano y luego, en todo caso, acceder mediante un hipervínculo a la página de destino que contenga la información ampliada que nos interese.

En este contexto ¿cuál es el futuro esperable para la prensa digital? 

En mi opinión, centrarse más en el contenido que en el contenedor. De ahí que estemos viviendo ahora en la emergencia de una era dorada de las infografías interactivas y sobre todo de los gráficos en movimiento en forma de microcápsulas de vídeo y del inefable GIF animado. 

Hay muchas historias por contar y poco espacio-tiempo para mostrarlas, así que se impone empaquetar la información en un formato compacto y atractivo. Y sobre todo, bien posicionada mediante los metadatos, para tener la máxima repercusión. A fin de cuentas, la distribución de nuestras noticias, es decir, el camión transportista y el kiosco serán suplidos (si no lo han hecho ya) por un algoritmo.

Condiciones clave para que aprueben una App en la App Store de Apple

Existe ahora una eclosión de aplicaciones para iPhone/iPod/iPad, una «fiebre del oro» sobre todo en lo que a contenidos digitales se refiere, un deseo de que nuestras ideas o contenidos estén presentes en la pantalla de ese objeto de deseo llamado iPad.


Por ello cada día asaltan ese gran mercado llamado la App Store centenares de aspirantes a aplicación, en forma de videojuegos, libros, utilidades, etc. Al inicio, cuando había pocas apps disponibles, era relativamente sencillo que cualquier pequeña aplicación, por simplona que pareciera, obtuviese el permiso para ser publicada en la App Store. Pero las cosas han cambiado, con casi 400 000 apps (a fecha de Marzo de 2011) se podría decir que le mercado está saturado y Apple ya no aceptará cualquier cosa. 


Es por eso que en el post de hoy quisiera mencionaros algunas líneas generales a tener en cuenta a la hora de empezar o seguir vuestra App editorial, la mayoría de bastante sentido común, así como algunos puntos concretos que pueden ser más controvertidos o que podrían tumbar vuestra solicitud y proporcionaros una pequeña dosis de amarga frustración. Estos puntos han sido traducidos y extraídos desde la «App Store Review Guidelines», disponible para desarrolladores de Apple iOS. Las he separado en dos categorías: «Cosas de Cajón» y «Puntos Sensibles» (con los que hay que tener más cuidado, sobre todo si vamos a hacer contenidos editoriales):


COSAS ‘DE CAJÓN’

  • Una app que «pete» (se cuelgue o presente bugs) es rechazada de forma inmediata
  • Una app que se presente como versión «Test», «Prueba» o «Beta», también
  • La app tiene que comportarse como se anuncia en su descripción, de manera fidedigna
  • Una app que sea «otra más»; es decir una copia de una utilidad ya muy manida en la App Store, como por ejemplo linternas, niveles o aplicaciones que simulan eructos o pedos (sic) serán rechazadas
  • La app no puede solicitar datos personales del usuario (como el nombre, teléfono, etc) para que pueda funcionar

PUNTOS SENSIBLES

  • Una app que utilice una API de programación que no sea pública, será rechazada.
  • Apps que «no son muy útiles» (sic), o que sean sencillamente sitios web empaquetados como apps, o que no representen un «entretenimiento duradero» (sic) podrían ser rechazadas
  • Si la app navega por la web, debe emplear exclusivamente el sistema de WebKit de iOS y el JavasScript de WebKit.
  • Una app que sea […] simplemente un libro debe venderse a través de la iBooks Store (a fecha de Mayo de 2011 no existe iBooks Store en España)
  • Una app que contenga texto falso será rechazada
  • Antes de enviar una app para su aprobación, deben estar listas al 100% las URL de soporte para las mismas (página de descripción y política de privacidad)
  • Una aplicación que en lugar de usar los componentes de interface (y según las guías de uso del Apple Human Interface) y traten de imitar el interface del iPod serán rechazadas. De hecho todas las apps deben cumplir con los términos del Apple iOS Human Interface Guidelines. Tampoco se pueden imitar ninguna de las aplicaciones que vienen por defecto con el iPhone / iPod / iPad.
  • Si tu interfaz de usuario es compleja o menos que «muy buena» (sic), podría ser rechazada.
  • Un app que desbloquea funcionalidades o permite nuevas funcionalidades con mecanismos que no sean puramente la App Store, serán rechazadas. Hay que meplear el App Purchase API (IAP)
  • Apps que sean sencillamente recortes de una web, agregadores de contenidos (RSS) o una colección de links, también serán rechazadas


En resumen, y aunque estos puntos, como cualquier ley, tienen flecos difusos a los que se puede recurrir y a pelar, vuestra app deberá ser lo más única y original que podáis, ha de tener una interfaz de usuario trabajada para que su uso sea tan fácil e intuitivo como las propias que hace Apple y deben tener un valor añadido con respecto a lo que ya existe. 


¡Suerte con vuestras apps, no os desaniméis! Y pensad que tenéis la alternativa de diseñar WebApps para vehicular contenidos en el iPad sin necesidad de pasar por el filtro de la App Store.

Cómo serán los eBooks para el nuevo iPad de Apple

«Éramos pocos y parió la abuela», como suele decir el refrán popular. Bien, el día de la resaca por la presentación en sociedad del nuevo gadget de Apple, el iPad, toca ponerse manos a la obra y ver cómo se le puede sacar jugo a este nuevo trasto. 


No entraré en polémicas sobre si no tiene cámara, que si no es más que un iPod touch más grande, que no es compatible con Flash, etc. Para ello a día de hoy ya existen multitud de blogs, youtubes, twitters comentando sobre este asunto.


Aquí en PublicarEnDigital nos interesa cuál será el impacto del nuevo iPad en lo que al libro electrónico (o revista) se refiere. Ahora habrá un nuevo eReader, un nuevo lector portátil de eBooks que todo parece que tendrá una muy buena cuota de mercado y hay que saber a qué atenerse, y que productos editoriales vamos a poder ofrecerle. 


Vamos allá, veamos las cinco preguntas clave sobre el nuevo iPad y los libros electrónicos:


1) ¿Cómo se van a poder leer eBooks en el iPad?


El nuevo iPad incorpora de serie una aplicación llamada iBooks, desde la que se podrá directamente probar, comprar y leer libros adquiridos en la iBooks store:

Ejemplo de pantalla de la iBook Store (fuente: Engadget). Véase el botón de
 «Get Sample» para probar los libros



Esta aplicación permitirá visualizar libros electrónicos, principalmente (de momento) en formato EPUB, y poder elegir la tipografía con la cual se desea leerlos (creo que entre ellas no se incluye la Comic Sans!).






También incorpora el tradicional efecto de paso de página:



claro que esto no es ninguna novedad… ya se puede hacer lo mismo hoy mismo en el iPhone o iPod touch con la aplicación gratuita «Classics», que guarda muchas similaridades con iBooks, como podéis ver en este vídeo que grabé:









Lo que desconozco a día de hoy es si iBooks permitirá cambiar la escala del texto, esto es, permitirá hacer reflujo del mismo. Quizá con el tamaño y resolución del iPad (9,7 pulgadas, 130 ppi, algo menos que el iPod touch) no sea necesario recurrir a ello.


2) ¿Los libros del iPad serán de tinta electrónica (e-ink)?


No. El iPad tiene una pantalla LED muy similar a la del iPhone. Esto quiere decir que emite luz, y por lo tanto no es tinta electrónica. Esto es importante: los actuales lectores eReader del mercado seguirán siendo bienvenidos y competitivos en ese aspecto. 


3) ¿Qué formatos de eBook podré leer en el iPad?


Independientemente de los libros que se adquieran desde la aplicación incorporada iBooks, el iPad será compatible con casi todas las aplicaciones ya existentes para iPhone / iPod touch de la AppStore. Eso incluye lectores libres de libros en formato EPUB como el Stanza, o lectores de PDF como GoodReader o PDF Pro. Así que, en efecto, como la mayoría del resto de eReaders, soportará estos formatos populares: PDF y EPUB


Además, como existirá una versión con conexión WiFi y 3G, será posible utilizar los enlaces interactivos que tengan los libros, que nos podrán llevar a un destino dentro del libro (un capítulo, por ejemplo) o a consultar una página web.


4) ¿Los libros que compré en la iBooks store, los podré leer luego en otro lado?


Parece ser que no


Los libros EPUB con protección DRM de Apple, comprados en la iBooks store, solo podrán ser leídos en el iPad (o en un iPhone o iPod Touch), pero no podrán ser transferidos a la mayoría de lectores de tinta electrónica como el Sony Reader o el Nook. A día de hoy la mayoría de libros electrónicos que se venden con protección anticopia DRM están encriptados por Adobe Content Server, y la plataforma DRM de Apple es claramente la competencia a éste. Éste será sin duda un tema polémico.


5) ¿Qué software y conocimientos necesitaré para poder editar y publicar libros para el iPad?


Existen a mi modo de ver dos opciones. Una es optar por el canal de distribución de la iBooks store. En ese caso, al igual que pasa con las actuales distribuidoras de eBooks, habrá que entregar el libro en formato EPUB a la iBooks Store (es decir, a Apple) para que lo encripte y comercialice. Esto implica saber maquetar libros en formato EPUB, con las diferentes herramientas que existen a tal efecto en el mercado.


La otra opción es seguir editando los libros en EPUB pero encapsularlos en una aplicación independiente para iPad, que se pueda comprar en la AppStore. Esto hará que el libro, además de poder añadir toda la interactividad rica que permita una aplicación multimedia para esta plataforma, poder comercializar el libro simultáneamente para iPad, iPod touch y iPhone. Para desarrollar aplicaciones para la AppStore hay que darse de alta como desarrollador de Apple, adquirir el SDK y empezar a rascar código. No, ¡no salgáis corriendo todavía! Es posible hacer el grueso del libro el HTML y CSS y luego meterlo en una aplicación que haga las veces de contenedor.


Una tercera vía sería la de editar documentos desde el mismo iPad, ya que dispondrá de una versión «light» de iWork, lo que incluye el programa de autoedición Papers. Lo que desconozco es si este Papers será capaz de exportar en formato EPUB para poder posteriormente venderlo en la iBooks store.


Quizás sí la mala noticia es que el iPad, anunciado como algo mágico, revolucionario y tecnológicamente avanzado, haya apostado por ser conservador a la hora de los formatos de libro digital. Es decir, y como ya se ha manifestado en otros blogs, se adaptan los soportes nuevos al estilo viejo de hacer libros en lugar de reinventar el concepto de libro para sacarle partido a los nuevos soportes. En esa línea, los libros multimedia interactivos en Flash, otro tema muy interesante, no podrán visualizarse en el iPad. Un error en mi opinión. Los nuevos libros tienen que abrirse paso, y no ponerles palos en las ruedas haciendo un gadget de lo más «cool», donde se pasan páginas que parecen pergaminos con el dedo. 


Ya veremos. En cualquier caso pasarán meses hasta que veamos a la gente con la mirada enganchada a su iPad 🙂