Incrustación de fuentes en EPUB y validación

Una de las cuitas recurrentes del sufrido maquetador de libros electrónicos en formato EPUB y que —con buen criterio— emplea Adobe InDesign para ello, es el tema de la incrustación de fuentes desde este software.


Con independencia de que la editora o distribuida de nuestros EPUBs recomiende o tenga como política no permitir libros con fuentes incrustadas (para que cada lector emplee la que prefiera dentro de la gama que le ofrece el e-Reader), desde la versión CS5.5 de Adobe InDesign la opcion de incrustar fuentes se convirtió en sistemática, es decir, si se elige incrustar fuentes en un EPUB, se incrustan todas. 



En versiones anteriores a éstas, solamente se incrustaban aquellas que fueran «incrustables», o sea las que tuvieran licencia para ser distribuidas. Para que este cambio de forma de trabajar fuera consistente, Adobe optó por pasar por la tradicional ofuscación (encriptación) de fuentes que emplea para el PDF, por lo que aunque EPUB sea de libre distribución, la extracción y aprovechamiento de sus fuentes tipográficas era inviable a priori, puesto que los archivos estaban ofuscados e inservibles.

Sin embargo, este tipo de encriptación provocaba errores de validación en la herramienta estándar EPUBCHECK, que utilizan la mayoría de editoras y distribuidoras. Así, un libro EPUB perfectamente confeccionado con InDesign, al exportar con incrustar fuentes, inevitablemente pasaba a no ser técnicamente válido, aunque se viera perfectamente en la gran mayoría de tablets y e-readers.



¿Qué hacer entonces? La solución fácil e inmediata era volver a los orígenes y no incrustar fuentes, o sea, renunciar a usar nuestras fuentes en los libros.

Sin embargo, en la mayoría de casos es un proceso sencillo reparar este inconveniente. Se trata en esencia de cambiar las fuentes ofuscadas por una copia de las fuentes originales, siempre y cuando seamos conscientes de que estamos autorizados a ello.

El procedimiento es sencillo:

1) Al expandir un EPUB en sus partes componentes (extrayéndolo con una utilidad UnZip) localizamos la carpeta «fonts» dentro de la carpeta «OEBPS». Allí podremos ver que está el listado de fuentes que emplea el EPUB, pero cuyo tamaño de archivo es sospechosamente bajo.




2) Reemplazar estos archivos (.ttf, .ttc, .otf) con sus respectivos sin encriptar, que podemos sacar haciendo una copia desde la carpeta de Fuentes del Sistema. Aquí hay que tener cuidado, a veces no coincide exactamente el nombre del documento que incrustó InDesign y la fuente original. También es posible que InDesign haya fragmentado el archivo original del paquete de fuentes en documento individuales más pequeños para cada variante (Negrita, Itálica, etc.)

Si al final el listado de archivos de fuentes incrustadas a mano es distinto al original que portaba el EPUB, habrá que hacer también modificaciones en la hoja de estilos CSS del mismo así como en el documento XML «content.opf», como se ve en las figuras:

Hoja de estilos CSS, mostrando un fragmento donde se referencia a la fuente incrustada


Fragmento de un documento content.opf donde se muestran las líneas responsables de referenciar a las fuentes incrustadas

3) Finalmente, en la carpeta META-INF, hay que eliminar el documento llamado «encryption.xml» que es el responsable de informar sobre el cifrado de las fuentes.

De este modo, un EPUB que no validaba con EPUBCHECK, ahora lo hará y conservará las fuentes que elegimos para su diseño. Esto garantiza la validez técnica del archivo, pero no tiene porqué garantizar que la tienda de destino acepte nuestro libro, si tiene como política que los libros no deben usar fuentes propias.