Nuevos formatos de publicación digital. (parte 1: publicar en redes sociales)

El mundo de la edición y publicación en formatos digitales ha pasado por diversos estadios de evolución. 

Al inicio, se trataba de vender ficheros (PDF, EPUB) con contenidos muy elementales (texto, algún gráfico) y que eran una copia más o menos fidedigna de un producto que siempre existía antes en papel, en forma de libro o prensa. Estos archivos se vendían protegidos con DRM a través de algún portal web como Amazon o La Casa del Libro, se compraban y descargaban desde un ordenador, que se encargaba luego de transferirlo al dispositivo portátil lector; típicamente un e-reader de tinta electrónica, pero también, y cada vez más, smartphones y tablets.

Este modelo de negocio sigue vigente, aunque quizás de una forma más agónica de lo que sería deseable. Mientras tanto, se fueron desarrollando más modalidades de producir, distribuir y consumir contenidos en formato digital. 

Con el advenimiento de los poderosos tablets, la industria editorial, sobre todo la prensa, se aventuró en una serie de iniciativas que buscaban evolucionar hacia un nuevo producto 100% digital, con contenidos interactivos muy atractivos y un negocio basado en la suscripción y en las “apps”.

Una vez más, a pesar de que la combinación tecnológica era bastante adecuada, la lógica del mercado hizo naufragar casi todas estas iniciativas por ser poco rentables. El público empezó a emplear sus dispositivos móviles (smartphones y tablets) para navegar por la web y sobre todo y de forma paulatina, para pasar el tiempo interactuando con las principales redes sociales.

Los productos digitales inspirados en el pasado analógico, o sea, en una lectura pausada y sobre todo concentrada en un contenido exclusivo, perdían progresivamente adeptos.

A día de hoy, podemos decir que el mercado de edición, producción e impresión digital de contenidos ha quedado sintetizado en el siguiente reparto cualitativo:

  • Los e-books: libros electrónicos que siguen siendo mayoritariamente de narrativa (novelas, ensayos) que explotan muy poco las capacidades tecnológicas posibles, y cuyo mercado mayoritario sigue siendo Amazon gracias al boom de la autoedición. Amazon ofrece una plataforma algo espartana pero muy eficiente para quien desea, simplemente, publicar su manuscrito y poca cosa más. Las editoriales han acabado delegando las ventas de sus ebooks en formato EPUB a tres o cuatro grandes distribuidoras (la propia Amazon, Apple, Google o, al menos en España, La Casa del Libro o El Corte Inglés). Los e-books en formatos más avanzados y atractivos como el EPUB3 siguen, de momento, siendo un producto marginal o directamente desconocido.

  • La web: la gran superviviente y la gran triunfadora por resistencia de todo el universo de los contenidos digitales, es hoy la piedra angular que sostiene los pocos periódicos en papel que todavía se siguen editando e imprimiendo (bajo pérdidas), y que una vez más –y esta vez parece que será la definitiva– han apostado por las suscripciones y los “muros de pago” o paywalls para poder ser viables sin depender tanto de una publicidad que cada día se muestra menos efectiva.

  • Las “apps”: en su día fueron una pequeña revolución, sobre todo dentro del área de los cuentos infantiles. Una revolución que se topó con los palos en las ruedas que representaban las complejidades tecnológicas asociadas (costes elevados de producción, necesidad de actualizar las apps por requisitos técnicos, cuando el contenido era el mismo, etc.) Hoy en día las apps son sinónimo de videojuegos o aplicaciones específicas para el ocio y el entrenimiento, o para la fotografía y el dibujo. Ya no es el territorio favorito de las editoriales como podría serlo hace siete u ocho años.

  • Las redes sociales: son sin duda las que tienen la hegemonía en esta época. Es donde la mayoría de los usuarios que están mirando una pantalla pasan la mayor parte del tiempo. Son contenidos de libre acceso, adictivos y muy interactivos. Por eso, evolucionan muy rápidamente desde el punto de vista tecnológico. Este fenómeno ha dado pie al surgimiento de un cierto mercado de consumo de contenidos dentro de estas redes, desde el comercio hasta la literatura.

¿Qué podemos hacer, a día de hoy, para plantear una estrategia exitosa de publicación de contenidos editoriales en formato digital? ¿Qué formatos serían los más atractivos y con mayor alcance? ¿Qué funcionalidades ofrecen, y qué hándicaps llevan consigo?

Para tratar de contestar a estas preguntas, a lo largo de una serie de artículos (de los cuales éste es la primera parte) haremos un breve repaso a cuatro posibles flujos y entornos de trabajo más novedosos, analizando caso por caso cómo se diseñan, editan y publican los contenidos de nuevo cuño, que serán en el fondo los productos de siempre (libros, prensa) dentro del paradigma actual:

Publicar libros y catálogos en Instagram (o Twitter)

Aunque pueda parecer una frivolidad, la edición y publicación literaria o comercial en esta red social (una de las más populares) puede servir para obtener la repercusión necesaria entre una audiencia de potenciales compradores y lectores de otros soportes, digitales o no. Por otro lado, Instagram es una escaparate excelente para nuestros productos y un trampolín imprescindible para nuestros sitios web.

En el caso de los libros, un autor o una editorial pueden emplear varias de las funcionalidades que lleva consigo la app de Instagram para difundir sus obras o crear productos colaterales y animen a la comunidad de posibles lectores. Un ejemplo lo podríamos encontrar en las célebres Stories.  Inspiradas en su día en los efímeros vídeos cortos de Snapchat, las stories son colecciones de fotografías o pequeños clips de vídeo que se pueden adornar con texto sobreimpreso, “stickers”, animaciones en formato GIF y toda una gama de widgets interactivos elementales. 


Combinando dichos ingredientes de forma hábil, es posible conseguir experiencias literarias altamente interesantes para los lectores. Éstos pueden enriquecer su experiencia cotidiana (más o menos prosaica) de revisar las stories de su red de contactos con fragmentos de obras, microrrelatos, poesía, etc (en el caso de obras literarias) o pequeños catálogos o revistas.

Este formato, aparentemente ligero, permite conocer con precisión no sólo cuántos usuarios nos leen, sino quiénes son; así como hacer un seguimiento pormenorizado del engagement de dichos usuarios, y añadir fácilmente elementos interactivos para conocer su opinión, valoración o reacción a nuestro contenido.

He aquí un breve y sencillo ejemplo: Hace unas semanas, una nueva revista literaria me pidió que escribiera algo (un cuento, un poema…) para su edición semanal. En lugar de simplemente adjuntarles un manuscrito borrador, típicamente escrito en Word o similar; maqueté un microrrelato usando Adobe InDesign. Un pequeño cuento con su cubierta y sus páginas ajustadas para el tamaño específico que requiere Instagram Stories (Full HD, 1080×1920 px, vertical), donde un texto con la tipografía libremente escogida fluye por marcos de texto a lo largo de unas ocho páginas. Nada en absoluto complicado para cualquier usuario de esta aplicación, aunque no sea experimentado. 

Al final, desde InDesign es un proceso absolutamente fácil e inmediato exportar el archivo en los tres formatos que me interesaban: un PDF, un RTF sólo con el texto y una serie de imágenes en formato PNG o JPEG. Éstas últimas son las que empleo para, a través de la app de Instagram, crear una nueva Historia a partir de ellas, como si fueran una serie ordenada de fotografías. Como colofón, es posible añadir una “pantalla” o página más a esta historia donde podemos interactuar con los lectores preguntándoles, por ejemplo, su grado de satisfacción con el relato. 


El microrrelato maquetado en InDesign (arriba) y el resultado final
 en forma de «story» de Instagram (abajo)



Aunque inicialmente estas historias sólo tienen una vigencia online de 24 horas, es posible archivarlas definitivamente en nuestro perfil a modo de Historias Destacadas, de modo que se pueden acumular como una suerte de catálogo consultable. Eso sí, sin poder reeditar las interacciones en su interior. 

En la siguiente imagen se puede comprobar la progresión de las lecturas de cada una de las páginas de este microrrelato, junto con el resultado de sus valoraciones. Una práctica herramienta de márketing y exploración para las editoriales o los autores.




Este formato, sin ser demasiado sofisticado (no se pueden hacer búsquedas ni organizar librerías completas) permite disponer de una presencia y visibilidad online idóneas, en un escenario donde la gran mayoría de usuarios ya emplea su tiempo ante la pantalla consultando ésta u otras redes sociales, y mucho menos en entrar a propósito en sitios web a “explorar”.

Además, Instagram tiene más funcionalidades de las que aparentemente pudiera parecer. Con una cuenta tipo “business” (es un trámite trivial) es posible añadir enlaces a páginas web concretas. En el ejemplo explicado, se podría redirigir al lector, todavía “en caliente” a la URL donde puede adquirir el e-book o libro físico con todos los relatos del autor. Además, se pueden intercalar las páginas de lectura, que son simples imágenes, con pequeños clips de vídeo para implementar una narrativa transmedial. También es posible añadir animaciones en formato GIF que hayan sido creadas al uso por nosotros. 

En el caso de publicaciones comerciales, se puede añadir una pestaña de Tienda donde colocar fichas de productos, junto con su precio y un botón de compra directa. 

Obviamente, Instagram difícilmente puede considerarse como una plataforma de publicación y lectura por si sola, pero sí puede convertirse en una óptima herramienta de difusión de nuestros productos editoriales así como de adquisición de conocimiento por parte de clientes potenciales o consolidados. 

Una alternativa a la red social de Instagram podría ser otra tan popular como es Twitter. Esta red es conocida por haber inventado (no ella en sí, sus usuarios) una suerte de nuevo “género literario”: los llamados Hilos.

Debido a la brevedad de las publicaciones en Twitter (a penas 280 caracteres de texto acompañados opcionalmente de algún pequeño vídeo o imagen), esta plataforma de microblogging es óptima para la transmisión en directo de noticias pero no tanto para la publicación de contenidos editoriales consistentes. Es por eso que, respondiendo al uso creativo que muchos usuarios hacían de ella, hilvanando tweets correlativamente para contar una historia, se procedió a modificar su interface de usuario para permitir escribir varios mensajes enlazados secuencialmente de una sola vez. Es decir, un “hilo”. 

Este sencillo cambio en la funcionalidad permitió convertir Twitter en una plataforma de publicación para escritores y periodistas, que empezaron a abandonar el vetusto concepto de Blog para empezar a escribir usando esta novedosa modalidad.


Los hilos son una forma muy versátil de publicar contenidos. A pesar de que se entienden como una lectura completa e independiente (una historia o un artículo con un inicio y un fin), lo cierto es que es un producto totalmente abierto. Uno puede empezar a redactar un hilo publicando varios tweets en una primera serie, a la vez, y proseguir al cabo de unas horas, días o incluso semanas.

Ando de vacaciones desde hace un par de días, en un hotel cerca de la playa. Iba todo bien hasta que han comenzado a suceder cosas raras. pic.twitter.com/6gd7Rqs6bL

— Manuel Bartual (@ManuelBartual) August 21, 2017

Ejemplo de un célebre hilo literario que fue un éxito en Twitter hace unos pocos años


Durante ese lapso de tiempo, otros usuarios pueden reaccionar, respondiendo al hilo o a un tweet específico de la serie, difundiéndolo o incluso incrustándolo en una publicación web. Además, es posible programar los tweets que alimentan un hilo progresivo, o añadir al final, o en cualquier punto, widgets interactivos similares a los que tiene Instagram como es el caso de encuestas. 

También al igual que sucede con Instagram, Twitter no es una plataforma integral per se para la publicación de contenidos digitales profesionales. Carece, por ejemplo, de algo tan crucial como un sistema de monetización propio de los mismos. Algo que sí tienen otras redes sociales como

Medium

Esta plataforma de contenidos, quizá menos conocida que las otras dos redes sociales, es la combinación equilibrada a medio camino entre dos productos: el blog y el tweet.

Ideada en principio como un gestor de contenidos para escritores, y con una filosofía más próxima a Twitter que a otra cosa, la idea de Medium era ofrecer un sistema realmente simple de publicación de artículos periodísticos bien curados, de lectura limpia y elegante, con pocas concesiones a la sofisticación barroca.
Los autores y editores que publican en Medium no pueden controlar en absoluto el diseño de sus artículos (cosa que sí es posible, con limitaciones, en un blog, o sin limitaciones en una web propia) en los que básicamente se puede añadir texto, imágenes, titulares, destacados, algunos elementos multimedia (como vídeos de Youtube) o incrustaciones genéricas de widgets HTML5 externos.

El punto novedoso de Medium estriba en su arquitectura flexible y modular. Cualquier autor o editor puede crear series de artículos –lo que sería el equivalente a los hilos de Twitter– además de publicaciones temáticas a partir de la agregación de diferentes artículos ya publicados por diversos autores. Los usuarios y lectores de Medium pueden suscribirse fácilmente a las actualizaciones de un autor específico, pero también pueden suscribirse a una de estas publicaciones o series.


Ejemplo de publicación en Medium, creada a partir de la
contribución de diversos autores, en forma de artículos



Pero el punto quizá más interesante de Medium es la posibilidad de monetizar los contenidos, mediante un sistema más similar a los paywall que tienen hoy en día la mayoría de cabeceras de prensa que a otros sistemas de monetización basados en publicidad, como el que pueda tener por ejemplo Youtube.

El objetivo de Medium es que sea una plataforma de lectura profesional, tanto para editores como para lectores. Los artículos pueden publicarse tanto en modo de libre acceso como de pago. El usuario registrado puede leer un número limitado de artículos de pago al mes, mientras que el suscriptor tiene acceso ilimitado.


Los autores y editores reciben un % de regalías en función de cuántos sucriptores leyeron artículos de pago. Esta combinación hace de Medium una plataforma factible para aquellas publicaciones pequeñas y medianas que no puedan permitirse implementar un paywall propio. Combinando contenidos de calidad gratuitos y de pago, este tipo de editores pueden tener acceso a la posibilidad de rentabilizar sus publicaciones online.

(próximamente: herramientas de transformación de maquetaciones de InDesign en contenido HTML5 interactivo)


Adobe Digital Editions para iOS

Hasta ahora, la gama de aplicaciones móviles que reproducen EPUB3 implementando la mayor parte de sus prestaciones multimedias más atractivas (animación, interactividad, multimedia, etc.) se resumían prácticamente a iBooks de Apple en el caso de iOS y a Gitden Reader en Android. 

Pues bien, desde unas pocas semanas hemos de sumar a este ecosistema a un nuevo-viejo actor: Adobe Digital Editions.


Esta app, que es la réplica para iOS (iPhone / iPad) de su homónima para escritorio (Mac / Windows), que es un clásico en el mundo del e-book. Al inicio de la comercialización de los libros electrónicos con DRM, una solución tecnológica habitual era encontrar tiendas online que ofrecían su catálogo digitalizado en formato PDF o EPUB2 usando el DRM de Adobe (mediante la tecnología de Adobe Content Server) y Adobe Digital Editions como aplicación cliente para realizar y gestionar las compras, a la vez que la sincronización y la lectura. 

Este software está implementado en una gran parte de los e-readers ‘genéricos’ del mercado (=los que no son Kindle de Amazon) en forma del denominado RMSDK (Reader Mobile SDK), así como en otras aplicaciones que no son estrictamente ADE pero que funcionan franquiciadas como es el caso de Sony Reader. Entonces, es importante a la hora de comprar un e-book informarse sobre qué tipo de DRM incorpora (si lo lleva) para conocer con qué aplicaciones o dispositivos lo podremos leer sin problemas.

Al igual que pasó en su día con Adobe Reader para leer PDFs, Adobe ha llegado tarde a implantar su app en iOS. Y me temo que, al igual también que pasó con Reader, no solamente llega tarde si no que llega mal.

Tras testear la aplicación en un iPad 3, he de decir que, a pesar de verificar que ADE para iOS es compatible con la gran mayoría de prestaciones multimedia de EPUB3, no presenta a día de hoy un serio competidor para iBooks de Apple. El rendimiento gráfico y de la interactividad es todavía insuficiente. Hay algunos errores de representación de páginas o gráficos. El interface de usuario, aún teniendo todas las funciones imprescindibles, es algo espartano. 

No existe (o no he sabido ver) la opción de poder visualizar los libros a doble página. Tampoco hay efecto visual de doblez de página «de papel». Sin embargo, ADE implementa un curioso servicio de estadísticas que informa al usuario cuánto tiempo lleva leyendo, y cuantas hora ha leído cada día, distribuidas en mañana, tarde y noche. Algo curioso, que tendría su gracia una vez que esta app funcionara del todo bien haciendo la función que debe hacer: facilitar la lectura de libros.

aspecto de la pantalla de ADE que nos muestra nuestras estadísticas lectoras



En resumen, yo daría a ADE para iOS un aprobado justito. Es una buena noticia que al menos exista ya en el mercado y se pueda descargar, ya vendrán actualizaciones con mejoras. De momento, en el caso de Android, no se sabe gran cosa. Adobe ofrece esta página con un listado de qué apps se recomiendan según el modelo y el fabricante. 

No sé si coincidiréis conmigo en esta valoración, pero creo que a fecha actual, el universo Android sigue asombrosamente muy rezagado en lo que a libros electrónicos modernos se refiere. El presente y me temo que el futuro cercano seguirá bajo la influencia de la manzana mordisqueada.

¡Felices lecturas!


El Animalario del Pr. Revillod: un ejemplo de adaptación analógico-digital

La digitalización de libros en papel puede mostrar todos los grados posibles de dificultad. En un extremo tendríamos, por ejemplo, las novelas. Éstas se pueden transformar en archivos estándar EPUB para su lectura en la inmensa mayoría de dispositivos, dotándolas de interactividad sin más pretensiones que una tabla de contenidos interactiva y –quizás– de notas al pie de página también interactivas.

En el otro extremo tendríamos los libros de texto de primaria o secundaria, repletos de ilustraciones, notas al margen, ejercicios de todo tipo intercalados con los textos, etc. 

En este artículo quisiera analizar un caso a estudio de una digitalización de nivel intermedio (en mi opinión). Se trata de un curioso libro interactivo en papel llamado Animalario Universal del Profesor Revillod, editado por el Fondo de Cultura Económica en México.


Este libro es en sí bastante finito, pero tiene miles de páginas posibles ya que explota la combinatoria: cada página está finamente seccionada en tres columnas que se pueden pasar de manera independiente, dando lugar a numerosas combinaciones de ilustraciones de animales imaginarios junto con sus nombres y descripciones. Es un libro sin duda recomendable para todas las edades.

El caso es que, al tratarse de un libro-juego, la idea de pasarlo al universo digital era demasiado tentadora como para dejarla aparcada. Reconozco que en su día, a modo de ejercicio, escaneé fragmentos de este librito para hacerlo interactivo empleando la tecnología HTML5. Pero luego he visto que la editorial ha publicado una aplicación para el iPad del libro, que podéis encontrar en el siguiente enlace.

En el siguiente y breve vídeo podéis ver mi análisis comparativo del libro en papel vs. su versión App:



Tras este análisis, me gustaría mencionar algunos puntos a destacar:

  • Se han añadido funcionalidades extra como la de pintar los animales (accesoria, en mi opinión) pero sobre todo una fundamental que es la posbilidad de compartir a través del e-mail y las redes sociales el resultado de nuestros experimentos. Esto ha sido posible mediante la programación en paralelo de una Aplicación de Facebook que permita la comunicación entre ambas plataformas. Quizá nunca hemos hablado de las aplicaciones de Facebook como parte del currículum de un editor digital pero creo que así debería de ser. Así que me parece excelentemente implementado en este ejemplo.
  • La app de momento está solamente programada para iOS. Creo que plantear proyectos como éste, que no requieren de llevar la potencia de los tablets al extremo, como HTML5 desde el inicio hubiera facilitado la labor de su publicación multi-plataforma.
  • El principal hándicap que le veo a esta app son sus características en AppStore. Me costó unos 4,99€ (unos 65$ pesos mexicanos), un precio que me parece adecuado, pero sin embargo lo que más me hizo pensar dos veces su compra no fue tanto el costo si no el abultado tamaño de la aplicación (casi 1 GB!!). Hemos de tener en cuenta que la mayoría de usuarios suelen comprar iPads de gama económica y enseguida se pueden quedar preñados de contenidos, con lo que cada vez más se mira con cautela el tamaño de las aplicaciones que uno se dispone a descargar, so pena de ralentizar sustancialmente la velocidad de su tablet.

En general, me parece que vale la pena dar publicidad a este tipo de iniciativas que fusionan libros en papel y digital de manera que ambos sean productos homogéneos, fácilmente identificables y que merecen la pena de cara a los lectores y demás usuarios de productos digitales por lo que, a pesar de los pequeños hándicaps aquí descritos, ¡enhorabuena, Fondo de Cultura Económica!


Comparativa: Adobe DPS vs. EPUB3 con InDesign vs. iBooks Author 2.2

El panorama de los medios de producción para publicaciones digitales ha cambiado mucho más en los últimos 3 meses que —diría yo, creo sin exagerar— en los últimos 3 años.

Después del reciente comunicado por parte de Adobe según el cual el producto DPS Single, que permitía a cualquier suscriptor a Adobe Creative Cloud compilar sus propias apps para el iPad a partir de archivos de InDesign, acabará restringido dentro del producto de pago (a parte) Digital Publishing Suite, las posibilidades de autopublicación de libros multimedia para tabletas quedarán un tanto huérfanas, ya que esta solución de Adobe era utilizada muy extensamente.

O al menos ésa es la teoría ya que, en paralelo a este anuncio hemos podido ver dos actualizaciones importantes en produtos que son sumamente competitivos en este aspecto: los e-books en formato EPUB3 y los libros en formato iBook que fabrica la aplicación de Apple iBooks Author.

Si bien tras la restricción de Adobe DPS Single muchos editores digitales perderán las vista la posibilidad de vehicular sus ideas a través de apps, el campo que se abre ahora con los libros multimedia es sin duda mucho más interesante. Sin embargo, y como siempre al inicio de cualquier cambio, surgen muchas dudas. 

¿Qué producto sería ahora el adecuado, un libro EPUB3 creado con InDesign o un .ibook de iBooks Author? ¿Por cuál de las dos soluciones me puedo decantar? ¿Qué gano y qué pierdo con respecto a las app de DPS Single que también se hacían con InDesign?

Es por eso que en este artículo me dispongo a hacer una comparativa a tres bandas de tres productos con bastante enjundia: Las apps hechas con InDesign y DPS Single (a prácticamente extinguirse a partir del 01/05/2015), los e-books en formato EPUB3 realizados con Adobe InDesign CC 2014.1 (y ninguna otra versión anterior), y finalmente los libros .ibook creados con iBooks Author 2.2. 



Y para ello, cómo no, utilizaré un recurso visual que no por viejo deja de ser menos efectivo: la tabla comparativa:

DPS Single (archivo Folio)
EPUB3 con ID
.ibook
Herramienta Adobe InDesign Adobe InDesign iBooks Author 2.2
Coste herr. Suscripción CC Suscripción CC Gratis
Plataforma herr. Mac OS o Windows Mac OS o Windows sólo Mac OS
Producto que
genera
App para iPad EPUB3 iBook
Sistemas compatibles para la lectura iOS (solo iPad) iOS (iPhone/iPad), Android, Mac, Windows, Linux (via Chrome) Mac OS, iOS
Audio y vídeo Integrados / pantalla completa Integrados / pantalla completa Integrados / pantalla completa
Incrustación iFrames (Youtube, Google Maps…)
Parcialmente (no en iBooks)
Vía Widget HTML5
Animaciones HTML5
Sí, vía iFrame
Sí, integradas desde el mismo ID
Integradas en maquetación o en pantalla completa vía Widget
Archivos origen
InDesign (desde Word, txt, PDF)
InDesign (desde Word, txt…)
Propios o desde EPUB3 o InDesign (vía IDML)
Mercados de venta disponibles
AppStore
iBookStore y otros (con restricciones de prestaciones)
iBookStore solamente
Texto accesible
No
Lectura en voz alta de textos
No
No
Texto fluido adaptable
No
No
Sí (en orientación vertical)
Estándar abierto
No
No
MathML
No
Efecto «doblez de página» (page flip)
No
Sí (en iOS)
No



como podemos ver la elección no es sencilla, y en los tres casos se pueden realizar productos de mucha calidad, auténticos libros electrónicos interactivos de nueva generación. A partir de ahí, según las necesidades de cada proyecto, se pueden deducir los criterios que primarán para tomar una elección entre una u otra herramienta.

Es posible que me haya dejado una o varias características a comparar. En ese caso, se agradecen vuestras contribuciones dentro del área de comentarios!

¡Suerte con el camino que elijáis! 🙂

Maquetación EPUB3 con el nuevo InDesign CC 10.1

El pasado lunes 6 de Octubre, Adobe presentó una nueva hornada de novedades en su conferencia anual #AdobeMAX

Además de nuevas apps para móviles, que fueron la estrella de las presentaciones, las herramientas insignia de Adobe como Photoshop o Illustrator también incorporaron innovaciones remarcables. Por supuesto, InDesign, la llave inglesa de la maquetación en papel y digital, no fue una excepción. 

En concreto, se presentó la versión 10.1 de dicha aplicación, que entre otras novedades incorpora la posibilidad de generar libros electrónicos EPUB3 de maquetación fija (cosa que ya hacía la versión 10.0) pero con animaciones CSS e interactividad con botones y «Objetos Multiestado». 

He aquí un breve vídeo de 4 minutos donde se puede ver en esencia el calado de dichas novedades:



Además de otros ajustes más finos en la estructura interna del EPUB (como la posibilidad de crear visualmente landmarks para la tabla de contenidos), la irrupción de la interactividad en este tipo de EPUB es sin duda la noticia quizá del año en lo que a Edición Digital e InDesign se refiere. Ahora, con esta versión 10.1 podremos hacer lo siguiente:

  • Convertir cualquier objeto a un hipervínculo o botón
  • Aprovechar la gran mayoría de acciones interactivas del panel de Botones y Formularios (excepto los campos de formulario, ¡de momento!)
  • Realizar animaciones con el panel de Animación y Temporización, los grandes marginados desde que la tecnología SWF empezó a decaer
  • Crear objetos Multiestado interactivos (pases de diapositivas)
Ya que InDesign genera automáticamente el código HTML, CSS necesario así como incluye una librería propia de Javascript para hacerlos funcionar. Los EPUB3 con estas prestaciones que se generan validan a la primera en EpubCheck y se pueden visualizar con aplicaciones como iBooks (para Mac OS o iOS), Adobe Digital Editions 4.0 o Readium para Google Chrome.

Después de un primer testeo en profundidad, mi opinión es que se trata de una actualización de funcionalidades muy esperada que por fin ha visto la luz. Se da la paradoja, como mencionaré en detalle más adelante, de que ha habido muchos más cambios y mucho más significativos en DOS MESES de pequeños «updates» de InDesign CC 2014 que desde cualquier otra actualización mayor de versiones anteriores. Los cambios y añadidos en los parches continuos de Creative Cloud por lo que se refiere a EPUB… ¡van a un ritmo acelerado!

Pero, como con todo, siempre hay puntos fuertes y débiles, claros y oscuros. En mi opinión, éstos serían:

Puntos a favor:
    • Creación de archivos EPUB3 que validan sin errores 
    • Posibilidad de crear un libro de maquetación fija con capacidades multimedia e interactivas sin tener que recurrir jamás a abrir el EPUB y rascar código
    • Aprovechamiento de herramientas que ya existían y que eran familiares para muchos usuarios
    • Política de designación de estilos CSS e identificadores HTML más sensata que en versiones anteriores
    • Generación de código HTML listo para ser aprovechado para añadir la funcionalidad de «Read Aloud» (lectura en voz alta de textos)
Puntos en contra:
    • En aras de la precisión en la maquetación fija, se sigue exportando un código HTML con una etiqueta SPAN individual para cada palabra, con su CSS de posicionamiento en línea
    • Los «palos de ciego» de Adobe en las políticas de etiquetado de estilos a lo largo de las últimas versiones son un mareo para el usuario, que dificulta el aprendizaje
    • El código CSS que se genera automático para las animaciones es prolijo y pesado para retocar, una vez más en aras de la precisión absoluta
ahora InDesign ya genera su propia librería Javascript para animaciones e interactividad


En general, creo que la actualización es bienvenida para la gran mayoría de los usuarios, pero para los maquetadores más puristas con el código, o los que nos gusta poder tener más control sobre el mismo para extender más las posibilidades interactivas de los EPUB3, creo que InDesign sigue generando una maraña de HTML y CSS ingobernable. 

Aspecto del código CSS fruto de la traducción de una animación visual en InDesign
Si quieres aprender a maquetar este tipo de e-books, a partir de InDesign 10.1 con todo lo que da pero aprendiendo además otros trucos y técnicas para controlar la edición de este tipo de libros, te invito a que pruebes nuestro curso online de Maquetación de libros EPUB3.

¡A crear y a publicar se ha dicho!

Curso online de CSS avanzado para EPUB

A día de hoy, aplicaciones como Adobe InDesign CC 2014 produce libros electrónicos en formato EPUB (versión 2 o 3) de manera bastante eficiente. Atrás quedaron los tiempo de las versiones CS3, CS4… donde el resultado de la exportación de un documento EPUB requería casi obligatoriamente de editar las hojas de estilo CSS de forma manual para lograr un resultado mínimamente profesional.



Sin embargo, si te dedicas a la edición de e-books en este formato EPUB, es recomendable tener cierto dominio del lenguaje de estilos CSS aplicado a los libros electrónicos, por varios motivos:

  • La interpretación de los estilos CSS varía dependiendo de la plataforma o entorno (e-reader, Android, iBooks, etc.)
  • Algunos ajustes finos en el aspecto del texto o filigranas requieren de una edición detallada de las hojas de estilo CSS
  • Libros más sofisticados pueden requerir del uso de varias hojas de estilo
Es por eso que, si ya sabes cómo maquetar e-books en formato EPUB a un nivel básico, te ofrecemos un taller online donde te enseñaremos algunas técnicas avanzadas de lenguaje CSS para que aprendar a depurar la maquetación de tus libros electrónicos para que tengan un acabado perfecto. En este curso trataremos los siguientes temas:
  1. Controlar la partición de sílabas 
  2. Control de viudas y huérfanas 
  3. Mantener palabras o párrafos unidos 
  4. Ejemplo práctico: poesía en EPUB 
  5. Uso de pseudoclases CSS 
  6. Transformaciones geométricas Webkit 
  7. Capitulares y Versalitas
El curso tiene una duración de un mes, durante el cual podrás acceder a tutoriales, ejercicios y archivos de ejemplo, foros, etc. y que incluye tres sesiones en directo con el profesor.

¿Cuándo?  

a partir del 9 de Julio de 2015

¿Dónde? online, cómodamente desde tu casa u oficina 😉

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El estancamiento tecnológico del e-book

Aunque pueda sonar algo chocante, en mi opinión el mundo del libro electrónico –el «clásico» es decir el autocontenido en un solo documento EPUB o PDF, etc.– está algo estancado y padece de cierta ‘represión tecnológica’, o mejor dicho, sufre de falta de innovación, de auténtica innovación.  Quizá por ello el e-book está siendo esa ‘eterna joven promesa’, algo que no acaba de despegar de manera brillante, frente a otras formas de consumir información más sólidas y persistentes como es el caso de la Web (esa vieja tozuda que ha sobrevivido a todo y que sobrevivirá a las apps también).

Desde que irrumpieron en el mercado, los e-books se han abierto paso cómodamente debido a que los usuarios se han dado cuenta de las obvias ventajas y comodidades que conlleva (portabilidad, interactividad, coste, etc.) y por lo tanto han adoptado rápidamente la nueva tecnología.

Sin embargo, creo que nos hemos quedado ahí estancados en un modelo de producto que dista muy poco de ser una mera réplica en digital de un libro en papel. Es decir, en lugar de aprovechar las posibilidades que nos ofrecen los soportes digitales –el hardware– para literalmente reinventar el concepto de libro, se han desarrollado «nuevos productos viejos» asfixiados bajo el corsé del paradigma del libro de papel. Si bien tomarlo como referencia para evitar que un producto demasiado innovador o demasiado disruptivo fuera a fracasar, aferrarse a él creo que está siendo una equivocación.

Un ejemplo de ello podría ser el célebre efecto visual de «doblez de página» que tanto furor despertó hace algunos años cuando se empezó a implementar en la Web o en CD-ROM multimedia (usando tecnología Adobe Flash) y que posteriormente adoptó por ejemplo Apple en su app lectora de libros electrónicos iBooks. 

A día de hoy la razón y la cordura se va aposentando después de esa absurda fiebre inicial y ya hay bastante consenso en que dicho efecto visual no tiene sentido, y se va retirando progresivamente de las aplicaciones de lectura, aunque hay que decir que muchas lo mantienen como opcional, como por «vergüenza torera» de no querer ser el primer valiente en proscribir semejante horterada inane.

Los e-books siguen tozudamente pareciéndose a los libros en papel


Pero ése sería un ejemplo menor, a mi modo de ver.

Pensemos por un momento en un libro electrónico típico, un EPUB o un PDF. Por más multimedia o demás luces de colores que contenga, su estructura sigue siendo igual de rígida que la de un libro en papel: paginación, tabla de contenidos, lectura lineal, etc. En este punto alguien me podría replicar que los hipervínculos interactivos permiten romper eso y efectuar una lectura no lineal del libro, lo cual es cierto, pero hay que ir más allá. Bastante más allá. Y para ello tenemos que dejarnos de prejuicios, apartar de una dichosa vez la mirada del libro en papel y empezar a fijarnos en otros paradigmas. 

¿Cuáles? Adivinen…

El formato más extendido de libro electrónico es el formato EPUB. Dicho formato no fue una creación ex nihilo si no que está cimentado sobre los estándares de la web: el HTML (para estructurar los contenidos), el CSS (para darles formato), el Javascript (para la interactividad) y el XML (para los metadatos) y finalmente la compresión ZIP para agregarlo. 

En paralelo al desarrollo de este formato, la propia Web ha seguido evolucionando con la irrupción del HTML5 y todo lo que conlleva. Aunque parte de la innovación del HTML5 está presente en el EPUB 3, seguimos fabricando e-books que siguen el mismo paradigma y siguen adheridos al mismo esquema rígido que los libros en papel, en lugar de dar rienda suelta a todas las posibilidades que nos ofrece la tecnología. 

Un ejemplo muy simple: estos días estoy maquetando una memoria de un congreso, en formato digital y en papel. Es decir, el típico documento con una tabla de contenidos dividida en capítulos y luego en títulos de ponencias, un índice alfabético de autores al final, etc. 
Mientras hago el trabajo me surgen ideas en paralelo a cierta sensación de impotencia: ¿No sería ideal que el usuario pudiera elegir cómo está organizado el contenido del libro? Es decir, que pudiera, con un simple gesto, leer el libro dividido no en capítulos por ponencias, si no en ponencias agrupadas por autor, tema, etc. o al menos siquiera indexarlo de ese modo. 

Esta funcionalidad, simple de cara al usuario, es algo fácil de implementar por ejemplo en la Web, donde una petición al servidor resulta en una nueva consulta a una base de datos, que rápidamente dispone la información organizada según otros criterios y la envía para que sea presentada de otro modo. Esta agilidad y versatilidad en la manera de consumir contenidos de momento no solo no ha sido igualada por los libros electrónicos al uso si no que no tiene pinta de cambiar a corto plazo. Al adoptar las tecnologías que lo harían posible pero a la vez al seguir auto-limitándose a un formato secuencial, paginado e indexado estáticamente, parece que la única alternativa para poder fabricar contenidos que posean la agilidad que buscamos sea crear un aplicación o –cómo no– seguir bajo el fiable paragüas de la Web. 

Pero entonces ¿en qué lugar quedará el e-book? ¿Será barrido o asimilado por una persistente Web que cada vez más se amolda a lo que debería ser realmente un libro electrónico?


¿Qué opinión tenéis al respecto?

Nuevo Campus Online

Hoy os presentamos una novedad en Publicar en Digital: nuestro Campus Online.

Hasta ahora, nuestros cursos online consistían en una serie de Webinars en vivo a lo largo de varios días. 

A partir de ahora, este método se va a ver reforzado con una Comunidad Virtual de profesores y alumnos, en la que, además de estos webinars en vivo, habrá foros de debate, vídeo tutoriales exclusivos, tutorías personalizadas, acceso a archivos de ejemplo, y muchas cosas más.

He aquí nuestro vídeo de presentación:

Entra desde hoy a http://online.publicarendigital.es y regístrate libremente en el campus. A partir de ahí, podrás matricularte en los cursos que elijas, pagándolos cómodamente con tu tarjeta de crédito habitual o Paypal. A día de hoy la oferta formativa consiste en cursos de: 
 – Maquetación de e-books EPUB 3
 – Formularios inteligentes en PDF
 – Animaciones HTML5 con Edge Animate 
– Lectura en voz alta para libros electrónicos 
– iBooks Author…

  y se irá incrementando día a día. Manten tus conocimientos al día desde tu casa u oficina, ¡no pierdas el tren de la tecnología de Edición Digital!


¿Cómo eran los e-books hace 20 años?

El artículo de hoy va sobre arqueología del libro electrónico, y es que acabo de rescatar del archivo y del olvido un documento que encontré por casualidad en 1995, en la época de la conexión a internet con módems telefónicos de 28.8 kbps, y que, con la perspectiva que tenemos hoy en cuanto a la publicación digital se refiere, bien merece un análisis.

El documento arqueológico en cuestión se trata de un libro electrónico en toda regla. Y no de cualquier libro si no de la mismísima Biblia, con Antiguo Testamento incluido. Está en formato Archivo de Ayuda de Windows (HELP, extensión .hlp) y ocupa poco más de 5 MB de tamaño, ya que no contiene imágenes.



El hallazgo ha sido todo un ejercicio de poner a prueba la solidez de la tecnología de documentación digital. ¿Por qué?

Luego de 19 años, era un misterio saber si se podría recuperar la información. Una vez puesto a buen recaudo el fichero (que venía de un CD-ROM donde se grabó a su vez desde un diskette de 3.5″), habida cuenta que ya cuento no por años si no por meses el tiempo que me queda de disponer de computadoras con unidad óptica, había que ver si se podía abrir.

En primer lugar lógicamente abrí un ordenador con Windows 7 instalado. Al intentar abrir el documento, Windows me informa que es un formato de Ayuda antiguo y que no se puede abrir por defecto. Sin embargo, en lugar de dejarme tirado en la cuneta, el hipervínculo de «Resolución de Problemas» que tradicionalmente lleva a ninguna parte en Windows, ésta vez me condujo a una página dentro del website de Microsoft donde pude descargar una utilidad compatible para la lectura de archivos Help de Windows viejos.

Una vez descargada dicha utilidad, pude efectivamente abrir la Biblia. 

Obviamente es un formato austero, pero quizá nos sorprenda que, ni en tecnología ni prestaciones, está tan lejos de los e-books en formato EPUB que diariamente millones de personas leen en sus e-readers y tablets, a saber:

  • Es un formato autocontenido (no una carpeta con archivos dispersos)
  • Dispone de tabla de contenidos con hipervínculos que llevan a los diferentes capítulos
  • La página del TOC tiene un detalle: hay una imagen, una especie de logotipo que reza «El Autor» cuya maquetación es «responsive» 😉
  • La aplicación de lectura permite cambiar el tamaño del texto en reflujo.
  • Así mismo la aplicación de lectura dispone de un índice alfabético y de un potente buscador. 
  • Como el formato subyacente en el Help de Windows es HTML, el texto es accesible y admite formatos básico.

Siendo así, esta pieza de la arqueología e-book no tiene demasiado que envidiar a un libro electrónico de 2014. Donde sí queda muy patente la brecha generacional es en un detalle que en mi opinión no es menor: evidentemente no hay rastro del mundo 2.0: tomar notas, subrayar, compartir párrafos destacados en Facebook o Twitter, Recomendar, etc. Es 1995 todavía vivíamos esencialmente en un mundo desconectado, donde los libros, la comida, las vacaciones, etc. no se compartían casi en tiempo real con no se sabe muy bien quién ni cuántos. 

¿Nos permitía esa falta de distracciones disfrutar más de la lectura, y de todo en general? Dejo la pregunta en el aire…

P.D.: Como curiosidad final y premio al lector que haya llegado hasta aquí, comentar que el epílogo de esta curiosa edición de la Biblia era éste:




El futuro de la producción EPUB

Recuerdo que en Noviembre de 2009 asistí en Madrid a una primera edición de la Feria del Libro Electrónico, que se celebró incrustada dentro de otra feria de aire tecnológico cuyo nombre no recuerdo y que incluso dudo que se siga haciendo. 

En una de las ponencias de dicha feria, recuerdo que la speaker arengaba al personal en contra del software comercial con la misma agresividad con la que recomendaba usar solamente software libre

Supongo que a estas alturas a nadie debería de extrañarle esta actitud evangelizadora de las personas defensoras de la cultura Open Source, actitud que suele oscilar entre la amabilidad insistente de los testigos de Jehová (¿quieres que vaya un día a tu casa a instalarte Linux? ¿Conoces el Gimp?) a una no menos insistente intransigencia más propia de los talibanes (¿Usas Adobe? ¡Bah!).


Dentro de ese discurso o escuela de pensamiento, y aplicado a la producción de e-books, el credo oficial en cuando a herramientas de software era usar el binomio Sigil-Calibre. El primero, para crear y editar archivos EPUB, el segundo para clasificar, etiquetar, añadir metadatos y convertir formatos.

Durante varios años los defensores de esta escuela lógicamente evangelizaron el orbe editorial con este credo. Pero ¿en qué punto estamos a día de hoy (2014)? 

Pues bien, ahora SIGIL es un proyecto abandonado. Sus desarrolladores (que a menudo suele ser el desarrollador) han dicho que hasta aquí hemos llegado. 



Sin duda los proyectos de software libre, más allá del mero romanticismo que representan, tienen una serie de bondades que no voy a negar, pero también grandes hándicaps que les hacen decaer a menudo. El advenimiento del estándar EPUB 3 y toda la complejidad asociada ha sobrepasado la capacidad que tiene un entorno de desarrollo abierto colaborativo para responder con una herramienta sólida, estable y usable. 

En este momento en el reino de la producción open source de libros EPUB reina una especie de desconcierto. Con el proyecto SIGIL naufragado, se está intentando resucitarlo como un plug-in dentro de su hermano superviviente, Calibre, que permita editar EPUBs. Todo parece indicar que estos esfuerzos seguirán el mismo camino que Sigil y que acabará naufragando. Y es que construir una herramienta profesional de edición de productos profesionales es una tarea bastante seria, y quizá afrontarla con un equipo informal y distribuido de voluntarios no sea lo más ágil.

He de decir que personalmente nunca me han gustado estas herramientas, considero que son demasiado espartanas y áridas, y que son más propias para un informático que para un diseñador/maquetador. 

Por eso siempre he defendido —con todas las dudas y reservas del mundo— el empleo de un kit de herramientas profesional, concretamente las de Adobe. InDesign, una herramienta estándar de facto en la industria, para maquetar y posteriormente Dreamweaver para la edición de código XML, XHTML y CSS. 

Software comercial y por lo tanto privativo, lo cual me ha valido no pocas malas miradas entre los de la religión del Open Source. 

Y es que estas herramientas, a pesar de ser comerciales y tener el aval de una gran multinacional de prestigio por detrás, a menudo tienen defectos en cada una de sus versiones que hacen que la producción EPUB con ellas tampoco sea «coser y cantar». Sin embargo, detrás de estas herramientas hay un equipo humano considerable, que trabaja a sueldo para que cada versión este mejorada, arreglada e incorpore las últimas novedades. 

Lo mismo podríamos decir de Apple con su iBooks Author y en menor medida con Pages. El software comercial tiene inconvenientes, básicamente que nos vacía el bolsillo, pero es a cambio de obtener un producto al cual le podemos exigir lo máximo. 

Es por eso que en Publicar en Digital siempre hemos apostado por la vía que creemos más óptima: las mejores herramientas posibles combinadas con los mejores conocimientos posibles. 

Una cosa va de la mano de la otra. «Casarse» con una herramienta confiando en que nos lo va a solucionar todo es algo demasiado arriesgado, más si esa herramienta es algo en el fondo amateur.

Por eso es bueno dominar InDesign y su exportación EPUB, pero también es bueno en paralelo aprender HTML, CSS y XML para tener suficientes recursos para poder llegar a ser lo más autosuficientes posible. 

Detalle del cuadro de diálogo de exportación
 a EPUB de Adobe InDesign CC


Y es por eso que, tanto antes como ahora, con Sigil o sin él, nuestra apuesta de formación en EPUB se mantiene fiel a la misma receta de éxito que siempre: usa las mismas herramientas que siempre y adapta tu profesión y tus conocimientos, en lugar de romper con ellos.

InDesign (con la versión que tengas) para diseñar y exportar EPUB, Dreamweaver (con la versión que tengas) como vehículo para aprender HTML, CSS y XML de la manera más asistida y menos árida posible. ¿Que eso cuesta dinero? Sí, pero más cuesta producir en malas condiciones…

Y esto es lo que ponemos en práctica por ejemplo en nuestro curso online de Maquetación de libros EPUB3 (los que no podrás hacer con Sigil).